Cuando se miraba al espejo, el reflejo que le era devuelto era el de una muchacha ojerosa, cansada de seguir en este mundo, con pequeñas arrugas de amargura ya implantadas en su joven rostro y también un semblante tan triste que parecía que estaría a punto de echarse a llorar.
Preocupaba a la gente a su alrededor. Sus constantes manías con la perfección de sí misma empezaban a ser de un carácter dañiño, estaba alejándose de su propia realidad cada vez más, sumergiéndose en una pesadilla en la que nunca veía el fin.
En los últimos días se miraba mucho al espejo, pero no para arreglarse o peinarse, más bien su mirada se dirigía hacia una parte muy específica de sí: Su cuerpo. Frente al espejo, lo único que veía era la grasa que rodeaba su preciada y apenas marcada cintura, también recorría sus muslos con la mirada; en ellos la grasa se había instaurado de poco en poco desde hacía tiempo. Así, sin ser muy consciente de en qué momento sucedió, pronto se vio a sí misma anhelando que sus costillas, apenas visibles si aguantaba la respiración, pudieran ser tremendamente notorias.
La realidad la golpeó de lleno. El mundo estaba lleno de situaciones malas, niños en ése preciso momento podrían estar siendo maltratados por sus propios familiares, alguien estaría teniendo un accidente, familias enteras podrían estar sufriendo el suplicio del secuestro de uno de sus miembros, gente inocente muriendo por enfermedades incurables. Sí, el mundo podía estar siendo una total porquería y ella lo sabía. Se sentía mal por sus pensamientos llenos de vanidad y egoísmo, pero no podía evitarlo. Su situación no era tan grave como podría serlo la de alguien que presenciase el asesinato de un ser querido, pero la verdad era que los dos tenían algo muy en común: Estaban siendo destrozados. Unos por las circunstancias y ella por sus decisiones, mas esto no cambiaba el hecho...
- No importa cuánto quiera gritarles que deseo ver el mundo con mis ojos o cuánto desee hacerles saber que me hacen daño con las decisiones que toman. Ni siquiera puedo decirles de frente que tengo miedo - musitó con voz trémula, mirando sus ojos por el reflejo -. A fin de cuentas siempre me quedo callada y es ése silencio el que más hace que me consuma por dentro. Lo único que empieza a quedarme es el exterior, y ahora hasta a éste le estoy viendo fallas. Así es mi mundo: Mis amigos lejos, de vez en cuando confesándome con ellos, pero no es suficiente porque siguen habiendo cosas que callo y ellos mismos no me tienen confianza; tengo una familia lejos de mí y a pesar de eso me dañan tanto... Veo las estrellas y pienso que a veces sería bueno sólo dejarme morir, de vez en cuando no me importa qué tanto dolor le cause a la gente a mi alrededor porque pienso que únicamente me necesitan para que sea como un 'algo' de decoración de lo que habrán de sentirse orgullosos porque han sido ellos quienes lo han 'forjado'. Quizá la culpa ha sido mía, tal vez es mi culpa que mi mundo sea así porque he sido yo quien ha dejado que sus expectativas sean grandes, porque en un momento dado he querido hacerme creer la mentira de que puedo con todo y que soy tremendamente especial; yo misma he creado mis propias cadenas, mis propios pesares, y mi mundo es consecuencia de ello. Sin embargo, cuando veo cuánto malgasto mis pensamientos en deseos de suicidio y pienso en cuánto sufren otros y de cuánto me quejo yo por cosas que merezco... es entonces que me vuelvo a callar y sigo adelante diciendo: "No vives nada que no te merezcas". Y he creído tanto en ello que mi yo está despedazándose poco a poco, mas está bien, ¿no? Porque es cierto. De ése modo también voy perdiendo el sentido de mi vida y puede que un día no muy lejano lo único que me importará será mi apariencia, porque por dentro no habrá nada que pueda ser arreglado. Así es como estoy comenzando a caminar a ciegas en un camino por demás oscuro y no puedo acabar con él, porque sigo teniendo miedo de pensar que un día ya no caminaré más. Mientras pueda seguir aquí, no importa el cómo...
PD.- Hoy quise comprender el mundo de otro modo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario