martes, 23 de diciembre de 2008

Poema del renunciamiento


Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar,
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.


Soñaré con el nácar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

Quizá pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.


Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.


Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
- el tormento infinito que te debo ocultar -
te diré sonriente: "No es nada... ha sido el viento".
Me enjugaré una lágrima... y jamás lo sabrás.*


José Ángel Buesa.



N: Hace mucho que una frase no me movía mucho el mundo, pero el modo en que está constituido "...y jamás lo sabrás." es el perfecto balance de la tragedia. *Originalmente esa frase al final lleva signos de admiración, pero no me parece adecuado desequilibrar con drama. Creo que en esta frase el punto final tiene una fuerza impresionante y me conmueve totalmente, por eso lo puse. Y qué decir, Navidad está por llegar y pronto un Año Nuevo (8)

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