Está cerca...
Siente su calor, percibe su aroma...
Se muere de ganas ante la idea de girarse y robarle un beso...
Entonces él se tensa y no reacciona.
Congelado, no se da cuenta de que le ha roto el corazón...
En realidad, piensa él, nadie lo ha notado todavía y, antes de que la humillación sea peor, se pone de pie, se enjuga discretamente las lágrimas que pugnan por salir de sus ojos y sonríe deslumbrantemente, asegurándole al mundo que no ocurre nada.
Sencillamente lo ama...
Lo ama, y él...
Él jamás lo sabrá.
Se ha ahogado en mil y un adicciones, tratando de encontrar alguna que le haga despegarse por completo de la realidad y de la insistente imagen que le revela la resplandeciente sonrisa que tantas veces le ha robado el aliento.
Nunca ha tenido éxito.
¿Por qué lo ama así?
Ebrio, mareado y con ganas de hundirse en lo más profundo de sus sueños, en lo único que es consciente de pensar antes de dejarse llevar por la oscuridad es en lo cálido que un cuerpo a su lado resulta ser y que no se parece en lo absoluto a todo lo que le rodea en las noches en que el cansancio es mucho y la paz es nula.
Y él, como hoy, como ayer, y como siempre, jamás lo sabrá.
12-09-2009
The more he knows
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