Como que cuando sientes sus brazos rodearte crees que estás en el paraíso y al mismo tiempo te invade la angustia derivada del desconcierto que te provoca su repentina acción y los silencios que mantiene y que te explican cómo no funciona la realidad en ese momento.
Quieres que se te olvide que el mundo existe y que tus deseos son como un conjunto de imposibles dignos de un masoquista. Quieres que él no te suelte y que cuando abras los ojos te encuentres con la misma deslumbrante sonrisa que día tras hace que tu corazón dé un vuelco.
Deseas tanto que te ame del modo en que tú lo haces...
Pero todos los días estás confundido, no sabes qué hacer. No sabes si deberías arriesgarte, no sabes si deberías siquiera seguir pensando en él, y cuando tratas de seguir adelante, el destino mismo llega de una u otra forma a recordarte que no es hoy el día en que puedas liberarte finalmente de tu tormento al tomar otro camino.
Y sigues sin saber qué hacer.
Lo que es especial
17-09-2009
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