Dreamcatcher

Mientras regresa a la perfidia del amor y el desencanto, deja que sus ojos reparen en la silueta apenas visible de la luna escondida entre espesas y densas nubes grisáceas que alejan la luz del camino.

Se le está acabando la paciencia.

Por dentro, grita. Por fuera, observa. Silenciosa e impaciente, nerviosa y resignada, dichosa e insegura no sabe qué más hacer en medio de un camino donde no recuerda la dirección de regreso ni mucho menos distingue cuál es la que le guiará al futuro. Adolorida, acongojada, sola y triste piensa una y otra vez en los motivos de su angustia y poco a poco permite que su consciencia más sensata aparezca, pero le duele escucharla y lo peor es que la incertidumbre continúa molestándola, cuestionándola siempre por cada paso que piensa en dar y que finalmente termina por no hacer.

Poco a poco la falsedad, el engaño y el amor están comiéndose su vida. El tormento y los recuerdos de épocas felices la mantienen aferrada a un casi estado de presente, pero simplemente no puede caminar más. No sabe cuál dirección es la correcta.

Si tan sólo se le pudiera ocurrir un buen tercer camino...