domingo, 1 de marzo de 2009

Ensayo sobre la abogacía (cinismo vs. ética)

“Abogado es la palabra que define al profesionista que defiende.”

A partir de este primer punto se puede crear una amplia polémica en lo que refiere a “Defensa”. Al escuchar la palabra “defensor” uno se puede imaginar a un héroe que aplaca la injusticia; sin embargo, con la palabra abogado, la precisa idea que se forma de éste es “calculador inmoral”.

Para comenzar el análisis, hay tres palabras que destacan o, mejor dicho, tres conceptos del mundo del abogado: Justicia, Derecho y Creatividad.

La Justicia es una palabra que debemos analizar a partir del marco histórico: La Justicia siempre ha sido tomada por los hombres como la función de equidad de la vida. Muchos tienen expresiones tales como “No es justo” cuando algo les sale mal, ¿de dónde se formó esa idea?

Bien, al florecimiento de la racionalidad del hombre en la antigua Grecia, los filósofos nos hablaban de una igualdad proporcional. Un individuo va a merecer lo que le corresponde de acuerdo a su forma de llevar la vida. Más adelante, se trata a la justicia como un conjunto de normas para armonizar la convivencia humana hasta que finalmente, no hace mucho tiempo en realidad, llega una ideología revolucionaria donde no hablamos de la justicia como algo que tiene que existir, sino como algo que se lleva dentro. La justicia se evaluará siempre de acuerdo a un criterio que será regulado por las leyes de la ética y la moral para poder lograr el respeto al derecho de las personas. No decimos que la justicia es dar a cada quién lo que se merece, ni mucho menos que es un bien mientras favorezca a la mayoría, sino de una actitud.

Posteriormente, repasando lo anterior damos con otro de los conceptos clave: Derecho. Pero, ¿qué es lo que lleva el otro? ¿El derecho hace a la justicia o la justicia hace al derecho?

En realidad, se ha visto a través de los siglos que el derecho siempre es pisoteado por la injusticia. Entonces, de forma realista, podremos observar que es la justicia la que hace valer al derecho, pero no lo hace; y el derecho hace que uno tenga el punto de partida para decidir si es justo o no.

No obstante, la abogacía no puede centrarse directamente en estas pautas superficiales. Esta carrera se fundamenta en lo descrito hasta ahora, pero no siempre lo sigue.

El candidato a jurisprudencia debe tener tres principales características de personalidad: Serenidad, observación y criterio; sin embargo, hay una virtud que tienen que poseer si no se quieren quedar atrás: la creatividad.

El abogado deberá ser convencional y versátil, es cierto, mas, honestamente, ¿qué queremos decir con convencional? Bueno, aplicando el escepticismo para tener mayor objetividad, uno no puede tener una amplia visión de su realidad ni de los hechos por más que lo desee, pero un abogado debe sobreponerse a ello y escoger uno de los escenarios que más se ajuste a su caso. Aunque si no tiene esta oportunidad, él mismo deberá amoldarse al escenario para desenvolver la verdad que debe defender.

Este método es mejor conocido como “deportividad creativa”. Siempre habrá un caso en el que deberán sacar a relucir tanto los dotes de persuasión como de calma, todo en base a un escenario completo y que no deberá tener fallas.

Actualmente, a partir del uso de la creatividad en conjunto con justicia y derecho, nació la polémica.

El idealista argumenta que el abogado debe ser ético y moral, y que el uso de la “deportividad creativa” solamente ensucia la justicia y de paso pisotea al derecho. Tiene razón.

Los cínicos con experiencia –y no hablamos de forma despectiva, apoyan el punto de que probablemente el hecho de que tengan que defender a alguien que es culpable es un acto sórdido, pero que debe hacerse. Su contrato estipula ganar desde un principio y, en todo caso, tendrá que ser una prueba de quién puede hacer que la suerte le favorezca. Así que terminan con decir que los humanos no son quiénes para imponer la justicia a su criterio porque eso ya es asunto de la vida. También tienen razón.

Ambos están en lo correcto porque son puntos de vista de dos tipos de ideología que apuntan directamente hacia el camino que el abogado debe seguir.

En este mundo moderno, es difícil encontrarse con una persona que no haya cometido un crimen y mucho más lo es para los abogados. En todo caso, el abogado será un defensor de la justicia y la justicia para ellos no puede ser una actitud, sino un conjunto de normas y leyes que aprendieron y deben seguir para favorecer la armonía de la comunidad. Ahora bien, ¿cuántos de éstos ejercen su profesión como tal? Unos muchos piensan que deben favorecerse a sí mismos y por consiguiente así actúan; otros, honestos y quizá obstinados, insisten en conservar su ética. Pero, ya sea por presión o por voluntad, al final ambas decisiones convergen en aproximadamente un ochenta por ciento de los casos.

Los abogados pueden verse en amplio conflicto a partir de este punto. Se enfrenta la calidad de persona contra el contrato que reside en alguna carpeta en su oficina. El ganar no pasa a segundo plano, de hecho es lo que más provoca confusión.

Pongamos el ejemplo de que un abogado tiene en sus puertas a un traficante de drogas que le ofrece mucho dinero a cambio de que limpie su nombre. Si el abogado puede tener la opción de rechazar la oferta, se vería implicado en algo muy problemático. Sabe que puede ganar porque no hay suficientes evidencias en contra del acusado, puede ganar mucho dinero y renombre, pero también sabe que la persona es culpable. No hay nada que le presione, así que debería negarse. Desgraciadamente no todos lo hacen porque puede más su pretexto de “competitividad” que su criterio.

Por otro lado, si el abogado no pudiera negarse al caso, tendría que tomar la resolución del cínico: La vida se encargará de ello.

Y ambas formas están en lo correcto, porque tal como muchas otras cosas en la vida, el ejercicio de la abogacía es también circunstancial. El ganar implicará muchas consecuencias, pero depende de qué ganar estemos hablando y bajo qué condiciones.

En su mayoría, los abogados deben mantenerse objetivos con respecto a sus casos y se ven sujetos a cumplir un compromiso parecido al de los doctores: Únicamente deben cumplir su función de defender y lo demás, no estará en sus manos.

Como dato curioso, no está de más decir que, inicialmente, el derecho como profesión se empezó a usar no para sacar de problemas al individuo, sino para prevenirlo de caer en ellos.

La carrera de derecho es una de las más interesantes que se pueden analizar. No sólo implica, actualmente, una disputa cuyo fin es ganar, sino que también habla mucho de la persona que lo ejerce.

Ciertamente no podríamos definir exactamente la vocación del aspirante a abogado porque no incluye únicamente la palabra defender. Como todo, también está compuesto de objetivos y cada persona, al ser diferente, sucede lo mismo con su forma de entender y buscar las cosas.

Probablemente la mayoría comiencen con el ideal de defender el bien, pero a éstas alturas deberán entender que nuestra justicia no siempre será buena para todos y, aunque no es un imposible, será difícil conseguir que sea aceptaba.

Tal ves esa aceptación sea, en realidad, su mayor reto para una democracia racional en donde casi siempre esa mayoría no está siendo razonable.


Un día del 2007 y mío btw o.ó

PD.- Jo, encontré esto entre archivos. Me gustó lo de deportividad creativa xD

Watch shonen ai x3~